miércoles, 9 de marzo de 2011

Bitácora existencial


Hoy es el primer día después de. Siempre hay un día de después, del que se puede escribir, aprender o compartir. Son momentos casi tan necesarios como el propia día "de".
Ayer cumplí treinta y tres años. Fue un día cargado de matices, de pequeños y grandes detalles y en todos ellos, como siempre, se podía aprender algo. Pero en demasiadas ocasiones el propio ritmo de la vida, las cosas del día a día, la rutina y los automatismos mentales conspiran en contra de ese aprendizaje. Demasiada información, demasiadas situaciones, demasiada velocidad. Y así sucede,por desgracia, que en ocasiones se tiene la plena certeza de haber vivido la totalidad del día; mas en el fuero interno algo nos dice que no se han sabido saborear del todo las gotas de jugo de vida que conlleva cada momento vivido. Por suerte para mi, la vida tuvo a bien dotarme hace años con herramientas que me permiten exprimir al máximo la experiencia de vivir. Soy un contemplador nato, con una gran capacidad de abstracción. Y no es que me abstraiga de la realidad, sino de la "realidad" de mi "propia identidad". Esa identidad aunadora de todo lo que creo que soy, lo que otros creen que soy y lo que en realidad soy.
Y es así, lejos del influjo de esa identidad, que consigo ser capaz de regurgitar mis experiencias y sacar de ellas aquellas lecciones que en su momento no fui capaz de aprender. Y haciéndolo desde esa subjetividad logro, no solo aprender mentalmente, sino que todo mi ser se nutra de esa carga sapiencial, que pasa desapercibida en el trajín de la vida y que marca la sutil diferencia entre aprender y aprehender.
Aunque es cierto también, que por mucho que uno tenga esa capacidad de abstracción y contemplación, si no aparta un tiempo al día para tales menesteres, el aprehendizaje no sucede y de nada sirven las artes de birlibirloque.
Pero,todo esto, ¿Para aprender qué?...En otros no sé, pero en mi, para aprender a disfrutar de "Todo" lo que entraña la vida. Aprender de mi reacciones ante ciertas situaciones para tratar de no caer constantemente en patrones auto-impuestos, a fin de no vivir como un autómata consumiendo horas, minutos y segundos en pos de un "algo" que parece no llegar nunca. Para eludir esa sensación de estar desperdiciando la vida en algo que no me satisface, que no me hace ser y estar más feliz.
Hoy, concedieron la Orden de las Artes y las Letras de España a Jose Luis Sampedro, condecoración que celebro y aún mas que sea en vida. He aquí una persona con la que tengo mucho en común en cuanto a formas de encarar la vida. Y es en honor a él, que hoy comparto estas lineas, a modo de cuaderno de bitácora, pues son demasiadas las veces que me guardo mis percepciones de esta experiencia de vida. Y creo que no es justo, que si yo he bebido y disfrutado de las experiencias de tantas y tantas personas a lo largo de la vida, me conforme yo ahora tan solo con disfrutar de la mía propia sin compartir, a quien tenga a bien el leerme, de que formas afronto mi porción de realidad. Pues quizás no logre ayudar a nadie, que tampoco lo pretendo, pero si alguien, en alguna linea, palabra o concepto logra encontrar una pequeña clave que le ayude a disfrutar más de su existencia, de sus momentos en el día a día, entonces, si eso sucede, este acto de expresión habrá valido la pena.
Si leíste hasta aquí, sincera y sencillamente gracias por tu tiempo.