
Me gustaría poder decir que el camino hasta aquí fue bajo mis pies como una alfombra de pétalos de rosa. Me gustaría quizás pensar que todo fue extremadamente duro y que si estoy aquí es porque en mi habita algo sobrehumano. Pero no puedo, no faltaré a la verdad en pos de mis preferencias. El camino hasta aquí fue lo que fue, y tal como fue lo admito, lo acepto y lo sigo y seguiré recorriendo hasta que acabe el sendero o revienten mi pies.
No soy el mejor ni el peor ni tampoco del montón, en relación a alguien puedo no ser nada, en relación a mi ... no puedo evitar serlo todo. Me nutro de cada universo que compone el camino. Aprendo de las piedras en mi calzado, de las llagas de mis pies y del rocío de la mañana sobre la yerba cuando en ella hundo mis desnudez. Es todo cuanto necesito lo que hallo en cada momento, la lagrima, el beso, la caricia y el azote, la traición y el abrazo. Ninguno es amigo, tampoco enemigo. Son lo que soy yo, vehículos. Portadores de mensaje, de sentido y de vida. Engranajes de una inmensa maquinaria universal que enmarañamos con significados pero de la que no alcanzamos a alterar su esencia Primigenia. El origen no se percibe, tan solo la sensación de final. Sin final no hay origen, ni renacer, ni vida. Pero no hay finales sin más, sino cambios de experiencia, de percepción, de asimilación, que concatenan finales y origenes proyectando nuestras conciencias, una vez mas, al inabarcable tranfinito sin origen...ni final, orden o dualidad.
Aquí estoy, sentado frente a una maquina que registra los impulsos de una tecla, que a su vez es impulsada por un dedo, que encuentra su impulso en mi sistema muscular y nervioso, que recibe su impulso de esta mente haciendo de escriba de estos pensamientos , hasta ahora incircunscritos, que mi conciencia impulsa entre los latidos de mi corazón.
Y mi corazón, por alusiones, le pide audiencia a la tenaz escriba para dejar constancia de su opinión, ella le insta a que sea escueto y racional. Él parece guardar un desacostumbrado silencio entre latidos, y finalmente dice...Yo no se porque estoy aquí, ni me lo he planteado una sola vez, pero una cosa tengo clara, todo lo que tu pienses, sientas, creas o escribas...depende, si o si...de mis ganas de latir.
No se cuanto más latirá mi corazón, pero creo saber una cosa, que cuando llegué el día cada uno de mis latidos habrá merecido la pena.Siempre amé porque siempre fui amado y la prueba de ello...en este instante...¡ Mi vida !
No encuentro mayor sentido que ese para agradecer este día y anhelar el siguiente...
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