La atracción de la vida.
Todos conocemos la fuerza
de la gravedad. Y por si alguno necesita que le refresque la menoría le diré
que es, básicamente, la fuerza que nos mantiene con los pies en el suelo y
evita que salgamos volando. Nos atrae a todos, seres vivos, vegetales y
minerales, y salvo estos últimos, todos nos pasamos la vida desafiando o aprovechándonos
de esa fuerza.
Todos, ya sea por medios físicos
o mecánicos, podemos anular esa fuerza de atracción. Por ejemplo cuando tomamos
el mando a distancia de la televisión en nuestra mano estamos contrarrestando
la fuerza de la gravedad con la propia acción de sostenerlo. Pero si lo
soltamos, será atraído hacía el suelo. Ese es el motivo por el que la mayoría
de los mandos a distancia tienden a acabar reforzados por tiras de celo para
mantener su estructura y funcionamiento básicos a base de acumular caídas...o
atracciones fatales. Pues pocas cosas hay peores para un teleadicto que tener
que levantarse a cada instante a cambiar de canal.
Pero hay una fuerza de
atracción presente en el universo que no suele ser tenida en consideración,
precisamente por la imposibilidad de superar los filtros que establece la
ciencia para demostrar que algo es verdad. Y ese algo es el poder de atracción
de la vida misma y que es ejercida sobre todas las formas de vida existentes en
el planeta. Aunque a diferencia de las fuerzas universales medibles y
controlables, esta fuerza actúa con distintas intensidades y atrae desde
distintos resortes espacio temporales a las distintas formas de vida en función
de su nivel de conciencia y disponibilidad. ¿Se podría simplificar este último
párrafo? Lo procurare en futuras revisiones.
Mucho más allá de las
huellas dactilares, el ADN o el DNI, cada ser vivo es un parte una réplica y en
parte una obra única e inimitable. La parte de réplica es aquella que tiene que
ver con los genes, la especie, los factores geográficos y en el caso de los
humanos, la cultura, los credos, la política y demás condicionantes sociales
que el ser humano encuentra a lo largo de su camino. Y al mismo tiempo, la
incidencia de todos esos factores de réplica, configuran en cada ser los
factores de singularidad que lo hacen único e irrepetible.
Nos centraremos en los
humanos concretamente. En nuestras primeras fases, la concepción, la gestación
y hasta el nacimiento estamos en manos de la inteligencia de la naturaleza
única y exclusivamente. Desde fuera la madre poco puede hacer más que dar los
cuidados a su cuerpo oportunos para que el proceso de embarazo llegue a buen
puerto. En el momento de nacer empezamos a ser atendidos por nuestros
progenitores. Así pues la inteligencia de la naturaleza sigue actuando en el
desarrollo del bebe en las distintas fases hasta llegar a ser independiente y responsable
de sí mismo. Pero al mismo tiempo ese proceso es asistido por los padres que
tratan de dar el sustento, el cariño y la educación que ellos estiman oportunos.
Así, gradualmente, el
bebe empieza a tomar conciencia de su cuerpo, descubriéndose durante los
primeros años, para después descubrir mucho de lo que con su cuerpo le es
permitido interactuar dentro del mundo, que año tras año, se va abriendo
inconmensurable y lleno de misterios para descubrir. Así hasta llegar a la edad
de primera madurez donde crecen las responsabilidades, parecen disiparse poco a
poco todos los misterios y tenemos que empezar a ganarnos la vida para
sobrevivir...cuando hasta hace poco se creía que solo por vivir ya se era ganador.
Y en ese punto en el que
el cuerpo deja de crecer, y se inicia la edad adulta, donde el ser humano puede
empezar a percibir esa fuerza de atracción de la vida. Pues al disponer del
control sobre su tiempo y sus actividades, puede encontrar las condiciones
adecuadas para agudizar esa capacidad de percepción. Siempre, claro está, si su conciencia llega a entender que eso
puede servirle para algo, sino lo más probable es que esa fuerza pase
inadvertida durante el resto de la vida, solapada por la fuerza de atracción más
que evidente que ejercen nuestras formas humanas de vivir la vida. Y
precisamente eso es lo que se obtiene cuando uno logra dejarse llevar por la
atracción de la vida, que parece uno desamoldarse de toda forma humana de
entender la vida y empieza a comprender la forma en que la vida trata de
hacerse entender a nosotros. Y es en esa singularidad, en esa parte autentica y
única de cada humano que la conciencia bien enfocada, como un proyector sobre una
pantalla, es capaz de mostrarnos las distintas formas en que todo se entrelaza
y conecta, haciendo de cada singularidad una pluralidad multiforme y con carácter
universal creadora, portadora y dadora de vida.
Hay que tener en cuenta
que esa fuerza de atracción nos reclama a todos, a los que creen dejarse llevar
por ella, a los que no lo creen pero se dejan llevar, a los que se dejan llevar
incrédulos y a los que con incredulidad la tratan de negar. Pero hay una señal inequívoca de que estamos
permitiendo a esa fuerza atraer conjunto de nuestra vida hacia sí. Es una
sensación distinta a las relacionadas con las emociones y los sentimientos,
como si un nuevo sentido emergiera en nosotros y que viene acompañada de una
certeza de estar en el sitio indicado, en el momento adecuado haciendo lo que
se precisa hacer en ese momento. Es como entrar en un túnel en el que solo
existe ese instante, y todo parece llenarse de sentido y exactitud. Suele
terminar en una satisfacción personal inusitada, cuando aquello para lo que se
fue atraído se ha llevado a cabo ya y se vuelve a la atracción “normal” de las
rutinas, pautas y costumbres de la vida "normal".
Es fácil al principio
caer en la tentación de regodeo interior. Esto sucede cuando nos recreamos
mentalmente demasiado en esos momentos casi mágicos que antes describía. Pues se
tiende en la mente a aplicar el PhEgoshop y en lugar de recrear una escena en
la que éramos herramientas de la vida mientras esta creaba o intervenía en un instante
a través de nosotros; Nos vemos a nosotros mismos como los artistas
maravillosos que hicieron lo que había que hacer porque eran los mejores para
realizar aquello. Craso error.
Nunca nos usará la vida más en función de
nuestra valía que en base a nuestra disposición para con Sus necesidades.Pues no solo es que nosotros tengamos necesidades en la vida, sino que la vida también
tiene necesidad de nosotros. Y cuando se empieza a dar esa atracción empieza a
haber reciprocidad y sentimos que cuanta más parte de nuestra vida damos, mas
disfrutamos de partes de nuestra vida que nunca antes habíamos tenido en cuenta.
Y aquello que un día pareció amenazar con todo lo que se había aprendido, me llevó a sentir, a experimentar y a hacer mías más áreas de mi vida de las que creí disponer jamás. Y aprendí y aprendo a diario, que la atracción de la vida es lo único que puede romper los grilletes de la esclavitud existencial y brindarnos la oportunidad de disfrutar de la libertad de ser quien siempre supimos que éramos, por encima de lo que "otros" (incluido uno mismo)se empeñaron en hacernos creer que éramos.
La elección no es ni la
mitad de simple de lo que a simple vista
parece:
Tiritas de celo....o grilletes rotos.
Yo aprendí la elección correcta a base de muchas caídas y mucho celo…pero
ahora lo tengo claro…si la vida me reclama…no quiero nada que me retenga, ni más
poder de tracción que el que la vida misma me pueda proporcionar. Porque sé que
allí donde la vida me emplace a ir lo único que daré… lo único que recibiré,
son fractales de mí. Solo por eso…habrán valido la pena todas las caídas y cada
una de las lecciones y elecciones que me han traído aquí. En eso reside una de
las claves…en llegar justo ahí donde estás…precisamente ahora.
No hay nada de todo lo que deparará el futuro que no esté ya contenido
en la perfección de un instante de conciencia.
Fuerte abrazo.
Esto son divagaciones mías sin más ánimo que el de exponer mi forma de enterder mi porción de realidad. No trato de tener razón, ni sentar catedras ni fomentar dogmatismos. Es únicamente una forma de expresión y que no ha de ser tenida como referencia de nada. Si en algo se puede uno sentir identificado y aplicarlo a su vida para bien pues bienvenida sea la situación, pero no escribo con otra finalidad en mente que no sea comunicar mi visión del mundo a otros en agradecimiento a lo que he aprendido de tantos otros más que, como yo, no pretendian irse a la tumba con todos sus "secretos" y que disfrutan compartiendo perspectivas, experiencias y pensamientos con otros participantes en esta existencia única y compartida llamada vida.
3 comentarios:
Profundas reflexiones e intensas emociones, Víctor. Preciosos instantes para compartir tu "porción de realidad".
Un abrazo sincero y una sonrisa.
De acuerdo contigo, Víctor: "...si la vida me reclama…no quiero nada que me retenga, ni más poder de tracción que el que la vida misma me pueda proporcionar". Quizá un poco larga, pero la reflexión es acertada, a mi entender, y honda.
Un abrazo
Joan gracias por tus palabras, hoy en clase no interactuamos, pero te observé y pude percibir en tu mirada no solo la de un heroe, sino la de un forjador de heroes. Me quede con ganas de otro abrazo, aquí te dejo el mío virtual.
Estimado Ángel, gracias por tener la santa paciencia de leerme. Soy consciente de mi nula capacidad de sintesis cuando excribo en extasis, jejeje,
Pero lo hago can la confianza de saber, que el que sabe buscar, también sabe ver entre la hojarasca vestigios de primavera.
Un fuerte abrazo!
Gracias!!!!
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